Filosofía de vida

No permitas que cumplir tus sueños dependa de nadie excepto de tí mismo.

lunes, 19 de diciembre de 2011

LA CAJA

Era una tarde larga de domingo y a través de la ventana solo se podía ver un manto blanco. El invierno había entrago con fuerza en la región y desde hacía tres días Lucas y Teo a penas habían podido salir a la calle. Los niños estaban aburridos, ni juguetes, ni televisión... ya nada parecía entretenerlos.

Inesperadamente, alguien llamó a la puerta. Dos golpes secos. Ambos pegaron un bote y salieron corriendo para saber de quién se trataba. Su madre abrió y alguien al otro lado, cubierto por una gran bufanda de lana y un gorro, le entregó un paquete muy grande.
Era un paquete lleno de dulces que enviaba la tía Dora. La tía Dora era una señora muy mayor que vivia al otro lado de la ciudad. Los niños la visitaban estacionalmente y siempre estaban muy pendiente de ella.
Le encantaba tejer ropa para los dos diablitos y hacer dulces para la familia. Tenía unas manos prodigiosas y los pequeños la adoraban.

Entre la caja de los dulces apareció algo de lo más curioso. Una llave vieja que no parecía tener mucho valor y que, la madre de los pequeños decidió tirar a la papelera. Pero los niños, que ya no sabían con qué entretener los largos días de frío, la recuperaron y empezaron a crear.... Su aventura.

Teo subió corriendo al desván... allí había decenas de cajas viejas llenas de recuerdos, pero... ¿Por qué no llenas de tesoros? Empezó a perderse en aquellas torres de polvo, libros y objetos que ni siquiera sabían para qué utilizarlos. Al ratito, subió Lucas muy intrigado en saber qué era aquello que tenía a su hermano tan entretenido.
Los dos comenzaron a jugar sin parar, dejaban la imaginación volar sin límites y crearon una aventura de dragones, princesas, héroes que buscaban el tesoro escondido... Perseguidos como no, por un séquito de malos malísimos que no daban tregua a sus andanzas.

Todo parecía ir sobre ruedas, por fin habían encontrado la manera de pasar los minutos y las horas que tan largas se les estaban haciendo.
De repente una de las cajas más grandes, la que estaba en la parte más alta del desván se precipitó sobre ellos. Los niños quedaron semisepultados entre tantos cachivaches y no podían parar de toser del polvo que había en toda la habitación.
Cuando al fin fueron capaces de salir de toda esa montaña de "escombros", empezaron a curiosear todo lo que habia en aquella caja... cuando de repente Teo gritó fuerte llamando a su hermano totalmente sorprendido. Había una caja. Una caja del tamano de un folio, llena de polvo y muy picoteada de los golpes, lógicamente deteriorada por el paso del tiempo.
Los niños cogieron una sábana vieja que había  en el desván cubriendo muebles viejo y limpiaron la caja. Tenía algo escrito.....
"Tia Dora" La caja pertenecía a su tia Dora, esa señora que era una diosa de los dulces y que tan abrigaditos los mantenía durante el invierno con esas bufandas que tejía para ellos.
Teo intentó abrirla para ver qué contenía, pero no se podía.... estaba completamente cerrada y aparentemente no había manera de abrirla.
Lucas se puso a jugar con ella, y al darle la vuelta vió una cerradura pequeñita... y de repente se acordó de la llave vieja que habían encontrado en la caja de los dulces y por la que habían subido a jugar al desván.
Teo y Lucas probaron con la llave y...¡¡ Abre!!
Los dos niños se quedaron boquiabiertos cuando descubrieron lo que había en el interior de aquella cajita.
La tia Dora había guardado allí todos sus objetos de valor y sus joyas, piedras preciosas y además había dejado una nota: "Si habéis abierto la caja y habéis enocntrado esto, es porque realmente tenéis el espíritu inquieto que yo deseaba que alguien tuviera. Esto es vuestro, cuidarlo y disfrutarlo todo cuánto podáis. Tía Dora"
Los niños no se lo podían creer, habían encontrado el tesoro, pero el tesoro de verdad. Ahora sí que tenían una hisotira, una aventura, un secreto y un tesoro.

Tania.

martes, 13 de diciembre de 2011

VALIENTE O COBARDE

Puede que no sea la persona indicada para hablar de raciocinio. Sin duda he tomado muchas malas decisiones obedeciendo a mi cabeza y he dejado muchas cosas incompletas por pensar demasiado, no hablemos de las que directamente nunca se dieron.
Con el tiempo, me he dado cuenta que atender al razón es la posición más cobarde. Lo fácil. Es sencillo tomar una decisión racional porque es la que menos daño nos va a causar, la más probable de llevar a cabo con la total seguridad de que tomes la decisión que tomes.... no hay riesgo.
Pero en el lado opuesto aparecen: el corazón, los sentimientos, el grado de implicación. Ahí es dónde cada uno tiene que sacar su cara más valiente. Dejar de lado los miedos, las inseguridades y la falta de confianza en uno mismo para arriesgar. Para conseguir lo que ansiamos, lo que soñamos y todo aquello por lo que hemos luchado.
Ahora, cuando se plantea un acontecimiento en nuestra vida, es cuando nos planteamos qué camino debemos tomar: razón o corazón?
Tomo el camino seguro o lo arriesgo todo y apuesto por aquello que quiero?.......... Ahí es dónde aparece un viejo amigo mío, el miedo. Él es el culpable de que muchas veces, los humanos, seamos excesivamente racionales y dejemos a un lado lo que nos pide el corazón, pero es que smos así. Somo débiles aunque no queramos, y nos pasan las cosas cuando menos las esperamos
Hasta el más duro, el más fuerte el que cree que ante todo está la razón, el que no sabe y no quiere saber ni se implica porque tiene miedo a tener que pensar más allá de sí mismo; todos al final en un momento dado.... olvidamos pensar "Qué es lo que debo hacer" y pensamos en "Qué necesitamos y deseamos hacer"

T.