¡Bueno! Aquí estoy. Sentada en el sofá de casa y mirando al techo sin saber muy bien qué decir.
La verdad es que son muchas las cosas que hacemos a lo largo de un día y muchas las personas que pasan por nuestras vidas. La gran mayoría llega y de la misma manera.....¡Puff! Se esfuman. Pero hay otros que pasan por nuestros caminos dejando un rastro imborrable, fijando un recuerdo en el corazón que jamás se olvida.
Hoy es uno de esos día en los que... parece que falta un pedacito en ese camino que todos tenemos que recorres y es que, cuando un amigo se marcha, el vacío que queda puede llegar a ser "ensordecedor".
Se mide mucho más el valor de una persona cuando llega sin hacer a penas ruido, y poco a poco se va instalando en el corazón de unos pocos, casi sin que nos demos cuenta.
Así llego Nico, discreto, callado, y sin hace nada de ruido. Parecía que realmente había sido colocado para estar ahí. Pero la realidad era otra. Su misión era alcanzarnos a todos así, de esa manera, tímido ¡Y qué gran misión! o por lo menos, ¡Qué gran resultado! porque sin duda, ha logrado su objetivo con nota.
Y es que no creo que su marcha haya dejado indiferente a nadie. Todos hemos aprendido a quererlo, entenderlo y reírnos con sus grandes expresiones, pero sobre todo hemos aprendido lo fácil que puede llegar a ser todo si cada uno aportamos un granito de arena.
Yo lo he tenido a mi lado casi desde el primer día. Aunque no lo pareciera, siempre estaba velando por mis problemas. Me han reconfortado sus palabras y me han ayudado mucho sus grandes o "pequeños" gestos.
Por todo esto, por haber estado ahí siempre y porque en el fondo se que, aunque estés lejos, siempre estarás ahí: GRACIAS.
PD. Y si ustedes no lo quieren.... ¡Nos lo devuelven!
